Desde agosto de 2019 el proteccionismo comercial comenzó a afectar el flujo de carga en los puertos mexicanos, lo cual se vio acentuado en este primer trimestre del año derivado de la pandemia por el COVID-19, de acuerdo con Carlos Martner Peyrelongue y Arturo Pérez Sánchez, investigadores del Instituto Mexicano del Transportes (IMT).
Incluso, los especialistas abundaron que, seguramente durante abril y mayo, la situación se tornará aún más compleja, por lo que los diferentes actores de la cadena logística marítimo-portuaria tendrán que explorar estrategias innovadoras que les permitan salir airosos de este trance, apelando a esquemas de mayor eficiencia multimodal y reducción de costos.
“Cuando se analiza el comportamiento de la carga contenerizada por los puertos mexicanos se observa que, durante el primer semestre de 2019 mantuvieron un sólido crecimiento de 8% (en TEU), no obstante, durante el segundo semestre ese impulso se fue diluyendo hasta cerrar el año con un leve crecimiento de 1.7%. Para febrero de 2020 apenas se notaba el impacto del COVID-19 con un retroceso del 0.9 por ciento. En febrero, el principal puerto de contenedores del país, Manzanillo, todavía mantenía un crecimiento positivo de 2.1%, no obstante, a partir de marzo sintió los primeros estragos del COVID-19, relacionados con la interrupción de las cadenas de suministro por el cierre de la economía china, con un descenso de -6.4% de este tipo de carga”, detallaron.
En una reciente contribución a la Gaceta elaborada por la Asociación Mexicana de Agentes Navieros (Amanac), los autores sostienen que el transporte marítimo de carga siempre ha sido muy sensible a las variaciones del entorno económico internacional, a las políticas que estimulan o inhiben el comercio y a las dinámicas particulares de cada país.
En las últimas décadas, añaden los especialistas, otro aspecto que influye en las oscilaciones de los flujos tiene que ver con recurrentes desastres naturales como terremotos que derivan en tsunamis, ciclones y huracanes cada vez más intensos e inundaciones, muchos de los cuales, a decir de los expertos, están relacionados al cambio climático derivado del calentamiento global en curso. No obstante, estos eventos naturales reducen o paralizan la actividad marítimo-portuaria en puntos muy focalizados del planeta y por un corto tiempo.
En la reciente Gaceta de Amanac, los integrantes del IMT agregaron que, a diferencia de estos, la expansión internacional de un nuevo virus, como es el caso del COVID-19, tiene una repercusión global mucho más poderosa que cualquier momento económico que estuviese viviendo el comercio nacional e internacional.
En ese sentido, su texto forma parte de una serie de análisis sobre el impacto del COVID-19 en los flujos de carga marítima movilizada por los puertos mexicanos, con la finalidad de poder medir la dimensión de sus efectos para este sector, los cuales estarán abordando en las próximas entregas de la Gaceta.
En esta primera analizaron de manera sucinta la trayectoria previa al COVID-19 y en la medida que avance la información se puntualizarán los efectos de esta pandemia sobre distintos segmentos de carga movilizados por los puertos mexicanos.
“Cabe señalar que desde 2019 se observó una tendencia decreciente de la economía y el comercio mundial debido al avance, en los últimos años, de enfoques y políticas neoproteccionistas, marcadas por el condicionamiento y modificación de acuerdos de libre comercio, por una escalada de aranceles punitivos (guerra comercial) y la consecuente inhibición de nuevas inversiones”, se observa en el texto de Martner y Pérez.
Durante el año pasado, las proyecciones del PIB mundial fueron revisadas constantemente a la baja. El reporte anual de la ONU de nombre “Situación Económica Mundial (ONU 2020)”, señaló que la economía global registró en 2019 su crecimiento más bajo de la década, cayendo a 2.3% como resultado de las prolongadas disputas comerciales y una desaceleración en la inversión global y doméstica.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) a principios del 2019 pronosticó un crecimiento de 1.7% en la región, pero en diciembre del mismo año estimó el crecimiento del PIB latinoamericano en sólo 0.1 por ciento.
No obstante, en enero de 2020 hay un ligero repunte de los flujos, derivado de la disminución de la tensión comercial internacional y de la conclusión de las negociaciones del T-MEC, pero poco duraría el gusto, ya que en febrero de este año comienzan a sentirse en los puertos mexicanos los primeros efectos del cierre de la economía china, debido al avance del COVID-19 en ese país.
Fuente: http://t21.com.mx
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