La pandemia por COVID-19 revolucionó la manera de utilizar las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y las palabras e-commerce, e-learning y webinar retomaron fuerza cuando las cadenas de suministro comenzaron a colapsar por la restricción de movilidad y de contacto físico entre seres humanos.
En este proceso de adaptación, las actividades económicas se desplomaron y los negocios tuvieron que buscar la manera de continuar vendiendo, entonces el comercio electrónico (e-commerce) cobró mayor sentido.
“Compañía que no piense en e-commerce, es una compañía que está destinada al fracaso”, comenta Felipe Jánica, Socio Líder de EY Latinoamérica de Consultoría en Contabilidad Financiera y Sostenibilidad.
El especialista apunta a que la importancia del comercio electrónico va más allá de ser el vehículo por el que las empresas puedan atraer capital. “Es necesario por la integración de la cadena de suministro, la diversificación, la logística y la búsqueda de un transporte multimodal, además todo es más fácil si tenemos tecnología que pueda ayudar. Y cuando hablo de e-commerce, no solo hablo de vender por internet”, asegura.
Sin embargo, la adopción de las nuevas tecnologías en este sentido está rezagada en Latinoamérica a diferencia de países como Japón, Corea del Sur o China, donde la omnicanalidad permea fuertemente.
“Lo que se busca es llegar más a los clientes y no solamente por una página web. Ahora uno puede entrar a WhatsApp con sus clientes y empezar a hacer lo que se conoce como “apificación”, que es generar un contacto cercano a través de un canal con el que pueda ganar información del comportamiento de sus clientes”, agrega Felipe Jánica
Fuente: http://t21.com.mx
Imagen: http://t21.com.mx