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Centros de última milla: el nuevo panorama de la industria logística

El confinamiento provocó un inesperado incremento en las ventas por internet, por lo que la fase logística se ha visto saturada. Éstas son las recomendaciones que CBRE ofrece para agilizar el proceso de distribución.

Es una realidad que las ventas por internet ya registraban un importante crecimiento en todo el mundo antes de la pandemia por COVID-19, sin embargo, con la llegada del confinamiento las conductas de consumo han originado un inesperado incremento exponencial en el comercio electrónico. Empresas de todas las industrias han tenido que eficientar su logística de entregas, originando una repentina fase crítica en el proceso de distribución. 

La “última milla” -también denominada last mile tiene el objetivo de llevar los productos hasta manos del consumidor final, y es esta etapa del proceso de compra donde la contingencia sanitaria ha impactado con mayor fuerza. 

Frente a este nuevo panorama, el vicepresidente senior de CBRE, Francisco Muñoz, habla sobre cómo esta situación ha impulsado la instalación de centros de última milla, con características muy específicas en las grandes ciudades.

“En México, la tendencia ascendente del e-commerce se vio acelerada con el confinamiento provocado por la epidemia. Las ventas en línea crecieron, no sólo de las principales empresas especializadas en e-commerce, sino de tiendas departamentales y supermercados. Algunas de estas compañías hacen entregas de forma directa y otras a través de servicios 3PL (Third Party Logistics) almacenando productos en bodegas de los proveedores”, comenta Muñoz. 

De acuerdo con el ejecutivo, uno de los principales factores que marcan la diferencia entre los proveedores de venta online es el tiempo de entrega: “Entre más rápido llegue el producto al comprador hasta la puerta de su casa, será más apreciado. Es en este punto donde entra el factor logístico de “última milla”, precisa.

Centros cercanos al consumidor: la nueva estrategia

El tramo de última milla es el paso que transcurre desde que el paquete sale del último punto de almacenamiento hasta llegar a las manos del consumidor. Esta última fase del proceso requiere contar con centros de distribución cercanos a los lugares donde vive la gente que adquiere los productos, y tras el confinamiento por la epidemia, incrementó el interés por la instalación de estos sitios, por lo que desarrolladores, brokers o intermediarios, y propietarios de inmuebles pusieron mayor atención en este asunto. 

“Antes del COVID-19, los centros de distribución maestros de los operadores logísticos y de los productores estaban en el área metropolitana de la Ciudad de México, la salida a Querétaro y el corredor CTT, (Cuautitlán, Tultitlán y Tepotzotlán). Pero para ser competitivos y entregar rápidamente a los clientes deberán instalar centros de última milla dentro de la ciudad, por ejemplo, en Vallejo, Naucalpan, Mixcoac, Granjas México, Acoxpa e Irrigación. Sin embargo, la CDMX está saturada de construcciones, no hay espacios grandes y el valor de la tierra es muy elevado. Por ello, en conjunto con los desarrolladores y todos los jugadores de este mercado, analizamos que la última milla tenía que contar con características específicas”, detalla Muñoz.

Entre las características que deberían tener estos centros destaca: 

  • Destinar un 25% del área para maniobras, contrario a la dimensión tradicional donde 50% del espacio es área construida y 50% es patio de maniobras.
  • Contar con edificios de almacenamiento con dos o tres niveles para diferentes marcas, así como una altura de hasta seis metros, ya que la mercancía será desplazada rápidamente. 
  • Ocupar un espacio de distribución entre 3,000 a 10,000 metros cuadrados.

El directivo de CBRE agrega que los grandes retailers y operadores logísticos requerirán espacios de almacenaje exclusivos para sus marcas, es decir, sus propias “últimas millas”. Además, apunta que empresas líderes en e-commerce comenzarán a abrir estos centros de distribución no sólo en CDMX, sino en Monterrey, Guadalajara y el Bajío.

“En los próximos 24 meses veremos ya en la Ciudad de México estos centros de última milla, generando la posibilidad de los tiempos disminuyan. Hoy las entregas tienen tiempos mínimos que han alcanzado las 24 horas, pero se aspira a que estos centros ayuden a disminuirlos hasta 4 o 5 horas como ocurre en EU”, concluye Muñoz.

Fuente: https://www.forbes.com.mx

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